viernes, 16 de mayo de 2008

Villa-Terma romana de Camesa Rebolledo




A modo de introducción de todo el recorrido histórico que nos ofrece el yacimiento, cabe decir que se mantuvo ocupado durante más de un milenio, aunque hubo un periodo de unos doscientos años de abandono. Los hallazgos durante las excavaciones arqueológicas y los análisis del de carbono 14 han permitido comprobar que los restos que pueblan el lugar se fueron depositando desde el siglo I hasta el siglo XI o quizá el siglo XII.El ladrillo que permitió descubrir el yacimiento, procedía de una época romana, una villa, que se mantuvo en uso desde el siglo I hasta mediados del siglo III aproximadamente, a juzgar por los tipos de cerámicas hallados y por las monedas. Luego, parece que el lugar se abandona durante más de tres siglos.Comienza más tarde a usarse como necrópolis o cementerio. Las tumbas más antiguas, en forma de fosas abiertas sobre el suelo del edificio romano son del siglo VII. Posteriormente, desde el siglo VIII, las tumbas comienzan a fabricarse con lajas. Los enterramientos se siguen produciendo hasta el siglo XII, en las inmediaciones de una hermita construida en la parte alta de la loma. Después, el lugar se abandona definitivamente.La Villa Romana.La ocupación más antigua de este lugar, a la que corresponde un gran edificio, se produjo a mediados del siglo I a.d. C. a juzgar por las monedas y las cerámicas encontradas. Seguramente se trató de una villa, una residencia señorial en el campo, propiedad de un notable o patricio del lugar.Sin embargo, se mantienen aún muchas incognitas sobre la identidad de este edificio y sobre su relación con el entorno. Sabemos que por aquí pasaba una calzada, pues se encuentran tres fragmentos de un miliario, un borne que indicaba distancias en millas. Se colocó durante el reinado del emperador Trajano Decio (249-251 d.C.) en un momento muy cercano al de la caida en desuso de la villa.La presencia de la vía en las inmediaciones ha hecho pensar en una mansión, un establecimiento hostelero al borde del camino, a modo de mesón. Efectivamente, la existencia de las termas podría apoyara esta hipótesis, sin embargo no parece que tenga acceso externo, ni se han hallado caballerizas, amplias cocinas, ni mostradores, etc...La identificación como villa resulta por tanto la hipótesis más verosimil, pero queda por dilucidar si se trató de una gran casa rural o una residencia periurbana, una lujosa morada señorial en las inmediaciones de un núcleo de población grande, de una ciudad.

Terma Romana de Maliaño




En el yacimiento se pueden diferenciar dos grandes partes atendiendo a su adscripción cronológica y cultural: La parte más antigua, de época romana, y la parte más reciente, de época medieval. Para la época romana se han documentado dos edificios. El primero y más importante es un edificio termal de finales del siglo I d.C., de planta rectangular y con dos ábsides semicirculares, al que se van añadiendo diversas estancias en los siglos posteriores. Así, se han podido constatar diversas fases constructivas, perteneciendo la más antigua a la época Flavia (último tercio de siglo I d. C.), con ampliaciones y modificaciones del edificio que llegan al menos hasta finales del siglo III, o quizás inicios del IV d.C. Del segundo edificio únicamente se ha excavado una mínima parte, en concreto el atrio de una domus, realizada con muros de adobe. Esta construcción ha sido fechada en el primer tercio del siglo II d.C. Sobre el edificio termal romano, y aprovechando sus muros, se levantó una iglesia románica en el siglo XII, de la que se conservan todos los arranques de los muros y el arco triunfal, éste parcialmente restaurado hacia 1929. Alrededor de la iglesia aparece una gran necrópolis medieval, con tumbas de lajas, tumbas de fosa simple y de ataúd. Las excavaciones proporcionaron gran cantidad de materiales arqueológicos, tanto romanos como medievales: cerámicas, monedas, restos constructivos, etc., además de gran número de esqueletos de la época medieval. Algunos hallazgos aislados de piezas líticas del Paleolítico Inferior y la Prehistoria Reciente permitieron conocer que el lugar fue usado desde los orígenes del poblamiento cantábrico.

Calzada Romana de Bàrcena de Pie de Concha




Las calzadas eran carreteras formadas por varias capas de piedras sobre las que se colocaban grandes losas planas.En Pesquera finaliza o comienza, según desde donde venga- mos, el tramo de calzada romana ya citado en el municipio de Bárcena de Pie de Concha. Se trata de la calzada que unía Herrera de Pisuerga con Portus Blendium ( Suances ). A la en- trada del ecomuseo forestal, se encuentra un pequeño parque temático con información interesante sobre la calzada romana.Se trata del tramo de calzada romana mejor conservado de Cantabria. Durante cinco kilómetros podemos observar los restos del empedrado, las marcas de las rodadas de los carros y las canalizaciones transversales que servían para evacuar las aguas. Una espectacular obra de comunicación de la meseta con la costa que se utilizó hasta el siglo XVIII.

La Domus




Las viviendas en las ciudades romanas erande dos tipos: domus e insulade.
Las denominadas domus eran las viviendas de la poblaciòn rica ; estaban habitadas por una sola familia. Disponìan de un patio (atrio) , alrededor del cual se allaban los dormitorios, el comedor y el tablinum (habitaciòn en la que se recibian las visitas). Podìan tener, ademàs, un jardìn interior rodeado por un pòrtico con columnas.

Juliòbriga.





La fundación de Juliiobriga, tras las Guerras Cántabras (29-19 a.C.), la convierte en símbolo definitivo de la dominación de Roma sobre la resistencia de los Cántabros.La ciudad de Juliobriga recibió su apelativo del propio emperador Octaviano Augusto y de su familia adoptiva, la gens Iulia.Por su ubicación frente al acceso al valle del Besaya, Juliobriga estaba predestinada a controlar el tráfico de mercancias y personas desde la meseta del Duero hacia el mar cantábrico.Juliobriga se desarrolló lentamente hasta alcanzar su pleno apogeo a finales del Siglo I y en la primera mitad del siglo II de nuestra era. posteriormente decae hasta su total desaparición en el Siglo III. románica de Retortillo, que se levantó sobre las ruinas de la ciudad de Julióbriga aparecen los restos de los que debió ser un edificio público columnado, un foro. Por tanto, y tal como disponían los romanos las ciudades, sabemos que esto era el centro de la ciudad, no solo geográfico, sino económico, político y judicial.
La primera casa, de grandes dimensiones, tenía un depósito de agua que posibilitaba, en diferentes habitaciones, tomar baños termales de agua fría, caliente, templada e incluso de vapor. Contaba con unos establecimientos comerciales abiertos a la calle porticada. La segunda casa tiene una planificación simétrica perfecta, modelo de la arquitectura romana en Hispania. Tenía patio porticado y estancias en un segundo piso, no es seguro que ocuparan toda la planta de la casa, pero si al menos el ala que daba a la calle. La tercera zona de ruinas romanas está a ambos lados de la carretera que sube a Retortillo, antes de llegar al pueblo.
Los prados más altos, a la derecha según se sube, demarcan los cimientos de dos casas y un pozo donde se hallaron una estela romana y vasijas de madera y varios objetos: sigillata, pendientes de oro...En la zona a la izquierda de la carretera se descubren grandes casas populares con sus patios empedrados, columnas, mosai- cos, etc. Hay dos casas importantes, la llamada "casa de los Morillos", en la que se encontraron en la cocina dos figuras metálicas con forma de toro, empleadas para sostener la leña. Se construyó sobre el 80 d.C. sobre otra vivienda anterior que se quemó en un incendio. Se conserva el primer peldaño de la escalera al segundo piso.La otra casa, llamada de "los mosaicos" por su pavimento, en tonos blancos y negros, es mucho más amplia. También tenía termas y se ha encontrado un "hypocaustum", sistema empleada para calentar las habitaciones mediante un doble suelo. También Julióbriga ha dado cerámicas indígenas de influencia celtibérica del tipo de las aparecidas en Celada Marlantes.

Estelas Càntabras.Barros.


Parque de las Estelas. Barros
Las estelas cántabras son discos de piedra monolíticos de unos dos metros de diámetro y por lo general tallados en los siglos previos a la romanizaciòn de Cantabria. En su ornamentación habitual figuran esvásticas, trisqueles, cruces, hélices, aspas, guerreros o representaciones funerarias pre-romanas. La más famosa es la llamada Estela de Barros la cual puede verse en el Parque de Las Estelas de la localidad de Barros, en Los Corrales de Buelna. Esta estela forma parte del actual escudo de Cantabria y el significado del tetrasquel está relacionado con el culto solar.
El testimonio más importante de los pueblos cántabros de la Edad de Hierro lo forman, sin lugar a dudas, las estelas gigantes discoideas encontradas principalmente en Lombera y Barros (Buelna) y Zurita (Piélagos).Tienen más de metro y medio de diámetro y los motivos con los que se hallan decoradas parecen ser representaciones solares con base céltica. Su cronología viene establecida en los siglos anteriores a la romanización.Actualmente las estelas se han erigido en auténticos signos de identidad cántabra, en particular la estela de Barros forma parte del escudo de Cantabria, y su disco interno también puede verse en nuestro anagrama.